Poesía publicada y a la venta

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de tal, Gingko, 2023

Gonzalo Fonseca y F. de P. se embarcan en un viaje sin retorno a cuatro manos, se ganan un premio que les cobra en vez de pagarles y editan este libro que se llenó de éxito. Vea los rutilantes comentarios siguiendo este enlace: este.

Poemas analfabetos, Civiles Iletrados, 2020

Escribí un Diccionario de Poemas en la revista Lento, lo que me generaba la sensación estimulante de que alguien podía leer los textos. Una letra por mes, tres o cuatro poemas por mes, y otros muchos que no llegaron a salir en la revista, tantas palabras como una novela. El resultado final fue un poemario monstruoso y un diccionario inútil. Ciertas palabras habían sido omitidas, algunas ideas debían estar sobrerrepresentadas a raíz de las ramas de la primera persona. Brotaron hápax, regionalismos de una persona sola y también rescaté algunos términos reales. Fueron escritos de varias formas, a veces de gusto, otras veces con gusto, ora con disgusto. En todo caso, fueron tantos los textos y a tal ritmo que no debo haber podido mentir. La culpa de la idea es un gurí (siga leyendo aquí).

Poemas migrantes, Intendencia de Maldonado, 2019

Uno puede reencarnarse dentro de la propia vida, o por lo menos ir de un momento a otro, de un pueblo a otro, recorrer las calles y los barrios. Uno puede ver cómo se mueve la ciudad mientras uno también se mueve. Puede, como me pasó a mí, llegar dos días antes a un lugar por culpa de una ansiedad desinformada y, de esa manera, hacer tiempo en un día perdido escribiendo un poema sobre la experiencia. Y después dejarse llevar por la idea del viaje en vano, que posteriormente se transforma en una mudanza abrupta, en un replanteo vital, en una aventura y en la lectura de los acontecimientos. Una mirada que, por costumbre y falta de otras capacidades, ve a través de los lentes de la poesía que otros escribieron o de lo que las propias palabras pueden ordenar en el esfuerzo apurado por acomodar las cajas, aprender nuevas rutinas y lanzarse a una existencia nueva.

Los textos se habían escrito prácticamente corriendo, o trepándose a un camión, ayudado por los amigos de siempre, desembarcando en nuevos puertos. Me di cuenta, cuando estaba leyendo el material que iba a mandar al Fondo de Incentivo Editorial de la Intendencia de Maldonado, de que los poemas daban cuenta de una existencia trashumante. Tomé nota de que llegué a la ciudad hace veinte años y que, en ese tiempo, he tenido varios movimientos. También me parece percibir que lo que me mueve a escribir poemas son los movimientos: un viaje, una órbita al sol, un cambio de barrio. Son algunas memorias de un migrante, condición que heredo de mi abuelo gallego.

Poemas que le dieron la vuelta al sol, civiles iletrados, 2016

En el 2012 me asaltó una inquietud. Una sensación de vacío o escasez, como si la publicitada noción del fin del mundo del calendario maya me hubiera hecho zozobrar. La ansiedad me hace escribir. Así que tuve la idea -o me tuvo- de publicar poemas en mi página de internet durante trescientos sesenta y seis días seguidos. Puedo decir que cumplí con mi propio reto, con el cual transité una órbita entera al sol.
El año impuso temas y formas, la exploración de estados de ánimo y la mirada de las calles de todos los días, pedidos del público, profecías e historias de viajes. Los textos fueron transformándose en una crónica del mundo interno y el externo, que terminaron por ser el mismo, en festejos de la vida, del lenguaje y de la gente.
El griterío de los textos fue siendo tapado por vegetaciones y arenales, que arrasaron las construcciones más precarias. Este libro es un ejercicio de arqueología. Avanza con un criterio cronológico que el lector advertirá en los colores de las hojas y, acaso, en los rumbos que va tomando el tono de las palabras. Testimonia la mirada cambiante de un trayecto igualmente desparejo. Retrata un barrio del pasado y a unos árboles sobre cuya vida ya no conozco. Prefiere la abundancia a la concisión y adhiere a lo heterogéneo, goza del ripio y del invento y, por tales motivos, discute con las recomendaciones herbicidas, se arriesga.

Poemas lingües, Bestial Barracuda Babilónica, 2014

Algo así como un desencadenamiento inevitable, un deslizarse de lengua en lengua, de poema a poema, de traducción en traición, como la que me propuso Fabián Muniz con un poema de Pessoa. Siento mucho placer escuchando las voces de las lenguas, las de las personas, oyendo cómo bailan diferente de isoglosa en isoglosa, de tiempo en tiempo. Y también disfruto retorciendo las ideas duras y dándoles formas insólitas. E inventando palabras nuevas, únicas, que creen otros barrios, sin dudas teniendo presente el lenguaje de escritores como Mia Couto y sus ancestros literarios. Parece que incluso llego a soñar en lenguajes indescifrables, que quién sabe no sean lenguas muertas, perdidas o prehumanas.
La publicación de esta colección se debe a la irrupción quijotesca de Gisella Aramburu, rochense cara visible de 
Bestial Barracuda Babilónica, una editora naciente que propone belleza artesanal en sus libros, como lo atestigua la tapa que se mandó Pablo Galante, quien tuvo el detalle de leer los poemas antes de hacer el dibujo. Estoy muy contento, por supuesto, pero un poco perplejo. ¿Por qué el libro no está saliendo en fechas próximas a mi cumpleaños? ¿Se adelantó mi natalicio y no me avisaron? ¿Babilonia, ciudad de la gran siete, ha influido con su perversión en la alteración del orden natural de las cosas, desajustándolas de su tradición gauchesca? Todas son preguntas que las palabras intentarán responder al pedo durante años y más años. Lo único que tengo como sospecha firme de lo que pueda haber causado este desmoronamiento del establishment es la ocurrencia reciente del Campoemato de Improversación que se nos puso inventar con Pabloca Rretilla, en Aiguá, el día anterior a unas elecciones internas, cosa que solo a unos dementes se les puede antojar.

Poemas desde un peugeot rojo y una carretera quieta, Civiles Iletrados, 2011

En un momento determinado me dejé de pavadas y me puse a escribir lo que veía, aunque fuera una piedra en el barro. Había pasado por una fase onanista durante la cual pulía la herramienta, hasta que tuve que usarla. De pronto, algo hizo que cada piedra fuera interesante.

Un día, mientras iba en bicicleta a uno de mis trabajos, decidí que no iba a escribir más poemas. Un rato más tarde, después de dar la clase, en el celular había un mensaje de voz en el que alguien de la Intendencia de Montevideo decía algo sobre el concurso al que había mandado los textos. La decisión se fue a la basura y nosotros marchamos a la casa de los Carlitos, los amigos del Peugeot quienes, por más datos, habían elaborado un texto de calidad muy superior a la de cualquiera de mis prosas.

En el verano siguiente, quise hacer una novelita, que me hizo saber que la narrativa es un trabajo físico muy exigente. Quise explicárselo a mi hermana, que mide el paisaje, y le dije que era más o menos como ir construyendo una carretera en el desierto sin saber muy bien a dónde se va, cómo usar los materiales y con el agravante de que nadie te lo pidió. Mientras sufría con las inclemencias de la narrativa, iba escribiendo unos poemas que circulaban por el símbolo poderoso del camino. Me acordé del desierto australiano porque en verano había visto a un hombre tocando el didgeridoo después de andar un rato perdidos en medio del campo y, además, había empezado a leer un libro del poeta Les Murray. Pensé en la gente que anda por las rutas porque trabajé con unos cuantos conductores de ómnibus mientras les hacía el verso a los turistas que se bajaban por un rato de los barcos. Pero, esta vez, el viaje lo hacía quieto.

Se vende en Maldonado en Libros del Duende, 18 de julio casi Florida. En Punta del Este, en El Virrey. En Montevideo, está en Moebius libros, por la peatonal Sarandí casi Pérez Castellanos.

Poemas altibajosTrópico Sur, 2011

El minilibro reúne textos en prosa y  en versos, algunos de los cuales fueron escritos expresamente para ver la luz desde un papel. La fotografía de la portada corresponde a Servando Valero, que tomó lo peor de mí con su ojo esdrújulo. La foto azul, duele decirlo, me corresponde y la saqué cuando me encaminaba a Minas a jugar un partido de fútbol.

Se distribuyen a través de la página de la editorial en facebook y mediante su correo electrónico al magro precio de cincuenta pesos uruguayos, más o menos lo mismo que cuesta ir y volver a San Carlos desde Maldonado.

También están disponibles en Jazz Café, lindo lugar ubicado en la calle Ledesma entre Acuña de Figueroa y Sarandí, en Maldonado. Y en Libros del Duende, por la calle 18 de julio entre Ituzaingó y Florida, en la misma ciudad.

 

12 respuestas a Poesía publicada y a la venta

  1. Luclam dijo:

    ¿Se puede encontrar en alguna librería de Baires?
    Un saludo

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  2. Luclam dijo:

    Bueno, lo conseguiremos en Montevideo entonces y haremos así que cruce el charco, el grande digo 😉
    Saludo!

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  3. punger dijo:

    Pues…parece que la encomendada soy yo 🙂
    Hoy pasé por Moebius y no lo tienen ya. Hay alguna forma de conseguirlo antes del viernes 30 (fecha en la que viajo a Buenos Aires).
    Si la hay, te pido que me envíes un mail a punger@adinet.com.uy y coordinamos ahí los detalles (se me ocurre que podríamos hacer alguna combinación Abitab-COT :))
    Muchas gracias! saludos

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  4. punger dijo:

    Gracias! te lo respondí hace un rato…

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  5. Luclam dijo:

    Doy fe de la efectividad logística Uruguasha!!!
    Mi libro en buenas manos y primera lectura ya echa 😉
    Siguiente escala Baires donde imagino tendrá una segura segunda lectura.
    Lo espero impaciente y no muy sobado!! jaja
    (Muchas gracias por la molestia del envío)
    Un abrazo.

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  6. Luclam dijo:

    Como esperar que «pase inadvertida» es inútil, posteo este segundo comentario pues releí el anterior…. sirve como atenuante afirmar que soy disléxica rehabilitada !! jaja (cierto lo juro!!! 🙂 )
    Gracias de nuevo.

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  7. punger dijo:

    Hoy en la mañana, café de por medio, leía «La piedra es un anzuelo que se pesca a sí misma…», y así como esa piedra, entre tantas otras, inconsciente de su viaje y de su imagen, este libro irá pegando pequeños saltitos hasta llegar a las manos que movieron los hilos invisibles que nos unen, lectores de aquí y de allá, separados tan solo por una distancia aparente.
    Un placer hacer la primera lectura, y cumplir con los deseos de mi querida amiga «disléxica rehabilitada» jaja. Prometo hacerlo llegar en óptimas condiciones, planchadito y sin manchas de yerba o café 😉
    Un abrazo a los dos.

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  8. Con manchas de vino mejora.
    Salubos.

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