Un lugar al sol, Erico Verissimo

Erico Verissimo

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Al libro me lo había prestado un conocido con quien habíamos estado hablando de Verissimo. Él describía con la mano alguna característica de la narrativa del gaúcho. Decía que empezaba «acá» y después se iba atrás de un detalle mínimo, lo cual ejemplificaba haciendo un gesto que señalaba un ascenso aéreo y suavemente paralelo al edificio situado en frente a la puerta de la librería. Y no termina de faltarle razón. Lo que no me dijo es que esta novela que me prestó, y que tardé un montón en empezar a leer, seguía los hilos de por lo menos dos antecesoras las que, lo han querido las coincidencias, leí hace poco y están reseñadas aquí: “Clarissa” y “Caminhos cruzados”. Lo que sucede aquí es que aparecen cruzados los personajes de una y otra. De la primera, permanecen Clarissa, Dona Zina y su marido (tangenciales ahora) y Amaro, aquel pianista frustrado y platónico. Se le agregan, y se hacen centrales, el primo Vasco y personajes que son satélites respecto a él. De la segunda, restan Fernanda y Noel, ahora casados y en período de gestación. Se incluye en el paquete a la fúnebre madre de Fernanda y al disipado hijo con ínfulas de hombre con bigotitos. Me llamó la atención, en Jacarecanga (el pueblo de partida), la presencia de un caudillo llamado Campolargo, que tiene el mismo apellido y las mismas trazas que unos Campolargos que eran mayorales de Antares, de la novela “Incidente em Antares”. Eso me dejó la sensación de que Verissimo se dedicó, ni más ni menos, a la creación de un mundo, o al menos de un Estado de Brasil.

Todo empieza en torno al dominio ejercido en el ambiente por el cuerpo muerto y velándose de Juan de Dios (es traducido), que fue víctima de un atentado político. En gran estilo, con una lengua prodigiosa que atraviesa las sombras proyectadas por la traducción, que se demuestra defectuosa a lo largo del texto (es inevitable que diga esto, mis disculpas). A partir de ahí, empieza a desgranarse la peripecia de Vasco y Clarisa (le sacaron una “s” en la traducción), que ven la migración a Porto Alegre como una solución. Es ahí donde su historia se entremezcla con la de Fernanda y Noel, donde de hecho cultivan una relación solidaria y límpida, contrastando con las dificultades y trabajos arduos que pasan todos. No adelantaré hitos de la historia, pero sí puedo decir algunos de los ejes temáticos que se destacan: la pobreza, la dificultad de encontrar trabajo, la injusticia social, la solidaridad, el arte como evasión de la realidad, los vicios, el sexo (desde lo atractivo a lo asqueroso, lo sensual y lo aplastado), el arte como redención y hasta como fuente laboral, la fuerza de empuje de las mujeres, la inutilidad de los hombres, la denuncia al barbarismo político del Estado.

Verissimo tiene la pluma de los maestros. Logra una narración entretenida y rica en recursos técnicos, que a la vez genera olitas en el barro de la realidad. Pude haber citado algún fragmento de las primeras páginas, realmente memorables, pero preferí un fragmento en que Vasco critica un libro que leyó, en una conversación con Noel, que está escribiendo un libro (supervisado por los ojos siempre claros de Fernanda, que lo insta a evitar lo literario) que terminará recibiendo el título de “Un lugar al sol”. Es metaliteratura que queda bien. La calificación del libro sólo desciende en virtud de la incomodidad que por momentos me causó la traducción.

-No es nada. Acabo de leer a un escritor modosito. En su novela no sucede nada. El personaje piensa desde que comienza el libro hasta la última página. Nadie hace nada. Todo el mundo sentado. Todo el mundo feliz. Parece que nadie tuviera sangre. En el libro no se ama, no se odia, no se hace nada. Deben tener aquellos personajes una cabeza grande como un tranvía. Piensan, piensan, piensan… Leí el libro hasta el fin, de pura rabia. Si estuviese en tu lugar, Noel, aceptaría mi sugestión. ¡Sangre! ¡Drama! ¿Y Anabela cómo está? ¿No conoce al padrino? ¿Cuántos quilos, Fernanda? Pero mata a tu gente, Noel. Atrévete.

Calificación: muy bueno

Editorial: Santiago Rueda, Buenos Aires, 1945, 424 págs.
Traducción: Ana A. Rivas (mmm)
Título original: Um lugar ao sol
ISBN: ¿existía en la época?

Acerca de Fernández de Palleja

Treinta y Tres, de ahí vengo.
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3 respuestas a Un lugar al sol, Erico Verissimo

  1. damiangb dijo:

    ¿Sabías que hay una puteada que usan algunos italianos y que es «un posto al sole»? Significa algo así como «un lugar al pedo», para nosotros.
    Digo que la usan algunos italianos porque, según pude averiguar, tiene que ver con algo que hizo Mussolini en la Segunda Guerra… Como Hitler había entrado en África parece que en Italia no querían ser menos. Y Mussolini invadió creo que Etiopía, un territorio que no les sirvió para nada, salvo para decir, así como lo decían los alemanes, que tenían su conquista hecha en la tierra donde el sol pegaba en serio. De ahí, un posto al sole…

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  2. damiangb dijo:

    ¡¡Ahhh!! Largá esas novelas de Verissimo… Entregalas al pueblo, boooo…
    Abrazo.

    PD: No te enojes con los traductores del portugués al español.

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  3. ifdeplee dijo:

    Es muy interesante la puteada italiana. Según tengo entendido, son todos unos maestros en ese arte.
    Viste que el título del libro en realidad es el título de la novela que escribe uno de los personajes, el cual le es sugerido por otro, que le hizo la ilustración de la tapa. Lo metaliterario es torrencial en ese asunto, ya que el tema del libro (que dirige Fernanda sobre un Noel pusilánime y dado a la fabulación) es el exacto tema que Fernanda conoce, de unos vecinos, el cual ya fuera relatado por Verissimo en Caminhos Cruzados. Es decir, todo se cruza, todo se aprovecha, todo es narrable y narrado, nada sobra.
    Socializo. Dos de los libros ya está comprometidos al que me prestó «Un lugar al sol». É só falar.
    En cuanto a la traductora esta en específico, comete diversos errores. Por ejemplo, preserva la expresión «sorriso amarelo» por lo que debe ser sonrisa irónica, además de errar sistemáticamente en los pretéritos pluscuamperfectos. Hay que hacerlo de nuevo.

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